Durante la velada se ofrecieron cuatro tipos de canapés cuidadosamente seleccionados para armonizar con cuatro estilos de vino: blanco, rosado, tinto y espumoso. El sommelier, el chef y los propietarios compartieron puntos de vista, respondieron preguntas y guiaron a los asistentes sobre cómo interpretar aromas, sabores, textura y persistencia. Se habló de maridaje de manera simple, útil y directa: sin tecnicismos innecesarios, mostrando cómo la cocina puede potenciar la expresión de cada vino cuando hay intención y equilibrio.

La experiencia cerró con postres y con la sensación colectiva de haber participado en algo especial. Fue un encuentro donde el vino se disfrutó con calma y se compartió con autenticidad, fortaleciendo la relación con quienes acompañan nuestro proyecto y valoran el origen y la intención de cada botella.






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